La Cámara Octava del Crimen de Córdoba condenó a los policías Lucas Gómez (35) y Javier Alarcón (33), a prisión perpetua por el asesinato a Valentino Blas Correas (17). Para la justicia, tanto el adolescente como los cuatro amigos que lo acompañaban en agosto de 2020 en el auto que fue tiroteado por la policía, fueron víctimas de violencia institucional y el gobierno de Córdoba será investigado por el hecho. Tras la lectura del fallo, los padres y abogados de Blas Correas dieron una conferencia de prensa.

Tras un juicio por jurados y por unanimidad, Alarcón y Gómez fueron condenados a prisión perpetua por el delito de “homicidio calificado” y también se les atribuyó la tentativa de homicidio calificado de los cuatro amigos que iban junto al adolescente de 17 años asesinado. Además, fueron inhabilitados de por vida para ejercer cargos públicos.

El veredicto, que se dio a conocer a las 18.30, condenó también a otros nueve policías a penas de entre 3 a 5 años, por distintas responsabilidades en el hecho, como “encubrimiento, falso testimonio y omisión de los deberes de funcionario público”. El tribunal técnico absolvió a otros dos de los policías que llegaron a debate.

La agente Wanda Esquivel (34) recibió una condena a 3 años y 10 meses de prisión domiciliaria e inhabilitación y a la oficial ayudante Yamila Martínez (25), una a 4 años y tres meses de prisión e inhabilitación por ocultamiento.

Mientras que Alexis Quevedo recibió una pena de 4 años por falso testimonio y omisión de deberes; el oficial ayudante Ezequiel Vélez (24) 2 años y 6 meses por encubrimiento; el comisario inspector, Walter Soria (45) 4 años y 9 meses; el subcomisario Sergio González (44) 4 años y 10 meses.

Y los comisarios inspectores Enzo Quiroga (36) y Jorge Galleguillo (46) recibieron 4 años y 8 meses. Mientras que el comisario Juan Antonio Gatica (46), 4 años. Por su parte, quedaron absueltos Leonardo Martínez (20) y el agente Rodrigo Toloza (29).

EL HECHO

Todo ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echeverría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Valentino Blas Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali, ahora mayores de edad, pero que al momento del hecho tenían 17 años. Cuando circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas, en el sur capitalino, donde se había montado un control policial de prevención.Los efectivos, con las armas desenfundadas, hicieron señas al conductor para que se detuviera. Camerano aminoró la marcha, pero al acercarse al puesto de seguridad, asustado por las armas, decidió acelerar y continuó la marcha.

El expediente detalla que el cabo primero Gómez (37), “con intención de matarlos” efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil, en tanto su compañero el cabo primero Alarcón (33), “en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo”, también efectuó dos disparos “a sabiendas de que no había justificación legal para ello”.

Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas, que le ocasionó lesiones en el lóbulo inferior del pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, determinándose que la causa eficiente de la muerte fue por traumatismo de tórax causada por el proyectil.

Los demás ocupantes no sufrieron heridas, no obstante uno de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del adolescente Bocco Camerano, a milímetros de su cráneo. Posteriormente, y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías ‘plantaron’ un arma en las cercanías de donde tirotearon al auto.