La devoción del pueblo argentino a la Virgen de Luján nació hace 391 años, cuando en 1630 a orillas del río Luján ocurrió un prodigioso suceso que obligó a dejar una pequeña imagen de la Santísima Virgen en ese lugar.

Allí se levantó una capilla que con el tiempo se convirtió en el monumental y magnífico templo actual, uno de los santuarios más grandes de Sudamérica y se cuenta entre los principales del mundo.

Es visitado todo el año por centenares de miles de peregrinos. Entre sus visitantes se cuentan los que luego fueron los papas Pío IX, Pío XII y Juan Pablo II.

Numerosos próceres pidieron la protección de la “Virgencita Gaucha” y otros depositaron a sus pies los trofeos conquistados en las batallas de la independencia nacional.

El papa León XIII decretó la coronación pontificia de la imagen, la que se llevó a cabo el 8 de mayo de 1887. El 8 de mayo de 1944, el Poder Ejecutivo de la Nación declaró además, a la Virgen de Luján, Patrona de las Rutas Nacionales.