Hoy repasaremos la trayectoria del joven merlino, la cual ha estado rodeado de éxitos, experiencias vividas y momentos inolvidables. Desde sus inicios en nuestra ciudad, hasta su paso por Europa y su presente.
Su pasión por la bicicleta comenzó en los torneos interbarriales, en los cuales varios jóvenes de la zona desplegaban su velocidad en diferentes circuitos. Fue entonces que Ezequiel empezó a despuntar y resaltando sobre el resto. Esto fue apenas el puntapié inicial de su carrera, logrando luego recorrer mayores distancias y obteniendo varios podios y torneos.
Algunos de esos desafíos que tuvo que enfrentar fue el evento “Everesting”, que constaba en subir y bajar una colina hasta alcanzar la altura del reconocido Monte Everest. Terminó realizando 11 horas de pedaleo ininterrumpido, y aunque no logró completar la carrera, significó una hazaña total para la escena del ciclismo local.
Otro de esos retos se dió en el “Transmontaña”, en Tucumán. Allí salió a correr emparejado con otro ciclista con el que solo se preparó durante 2 semanas, ya que originalmente este competidor correría con otra pareja la cual se lesionó. A pesar de los calambres y la extenuación durante la carrera, lograron terminarla, dejando en lo más alto.
Tantos logros le dieron una oportunidad única, mudarse a Bélgica y competir en Europa.
En el “Viejo Continente” tuvo un buen rendimiento a pesar del cambio de categoría, cumpliendo su sueño y corriendo en países de gran calibre. Lamentablemente, la voraz competencia con la que se encontró allí y ciertas situaciones personales, le hicieron tomar la decisión de volver a la provincia y ponerle pausa al ciclismo. Sentía que era hora de un parate para repensar su situación.
Hoy en día, Ezequiel está totalmente volcado al estudio y yendo al Gimnasio, deporte que hoy realiza, aunque todavía no le cerró la puerta a un posible regreso al circuito.
La historia de un gran deportista y todavía mejor persona, y del que seguramente se seguirá hablando en el futuro cercano.