El 25 de julio de 1992, mujeres negras de 32 países de América Latina y el Caribe se reunieron en República Dominicana para hacer visibles las luchas y resistencia de las mujeres afro y definir estrategias de incidencia política para enfrentar el racismo desde una perspectiva de género.
A raíz de ese encuentro, se instituyó el 25 de julio como Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, también conocido como Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.
En ese marco, la Asamblea General de la ONU proclamó en su resolución 68/237 los años 2015-2024 como el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, con el propósito de fortalecer la cooperación nacional, regional e internacional en relación con el pleno disfrute de los derechos sociales, culturales, civiles, económicos y políticos de las personas de ascendencia africana, y su plena e igualitaria participación en todos los aspectos de la sociedad.
Hace más de 500 años que hombres y mujeres de origen africano habitan el territorio que hoy es la Argentina. Durante el siglo XIX se quiso constituir como una nación blanca y homogénea creando el mito de la desaparición de la población afrodescendiente producto de las guerras y la fiebre amarilla.
Pero los hijos de los esclavos y de las diversas migraciones que comenzaron a partir de 1920 están en las calles, en los pueblos, en las ciudades del país y son hoy las mujeres organizadas quienes alzan la voz para erradicar las violencias raciales que perviven desde la época de la colonia, y visibilizar y combatir las desigualdades étnicas, económicas y sociales, que se agrandan y se expanden sobre las mujeres afrodescendientes.