Corría marzo del año 2017 y, aunque muchos lo ignoramos, casi perdimos el Azud de Piedra Blanca.
Dos años antes y, coincidiendo con la asunción del por ese entonces intendente de la Villa, Rody Flores, se había solicitado mediante Organizaciones Medioambientales y vecinos de la Ciudad, la declaración del Azud y zonas aledañas como Reserva Natural Municipal, ante la necesidad de protegerla, debido a los crecientes rumores que daban cuenta de personas que deseaban tomar posesión de la misma, lo cual, despertaba un profundo temor en la comunidad.
Desde el 2015, habían pasado ya dos años de silencio del representante del oficialismo provincial asentado en la Municipalidad local, cuando decidió pronunciarse sobre la zona en discordia de la manera más bochornosa posible: el 29 de marzo de 2017, los rumores se hacían realidad; el Intendente firmaba un convenio con las personas que pretendían despojarnos de 22 hectáreas de un área invaluable de nuestro patrimonio natural, mismos que alegaban ser los dueños legítimos, incluso cuando no pudieron acreditar ante la justicia la posesión veinteñal mediante la que reclamaban la titularidad de las tierras. De esta manera, el Jefe Comunal, de forma completamente discrecional, daba a entender que las tierras tenían dueño y, el Municipio, solo podía hacer uso de las mismas con fines de recreación y turismo, quedando sin resguardo alguno sobre cualquier actividad de índole privada que desearan llevar adelante los ahora reconocidos como “propietarios”, por el Ejecutivo Municipal.
Como consecuencia de esto, en la sesión ordinaria del jueves 30 de marzo de 2017 y, en un movimiento sumamente oportuno, el Concejo Deliberante de Villa de Merlo sanciona la Ordenanza Nº VI-0763-HCD-2017, mediante la cual, finalmente se accedió al pedido social pendiente desde el 2015, lo que evidenció los claros intereses ocultos del intendente de turno y sus funcionarios, al considerarse en la redacción del Documento Normativo, la irregularidad de las maniobras suscitadas por este, teniendo en cuenta además, que el propio representante del órgano unipersonal, actuaba como testigo a favor de los interesados, negándose incluso, a participar de los llamados a intervención en defensa del Área Natural y de riquezas ambientales e hídricas.
Sin obtener ningún tipo de solución durante el Gobierno de Flores, finalmente, el 12 de diciembre de 2019, inmediatamente después de la asunción del actual Intendente de Merlo, el Dr. Juan Álvarez Pinto; el Concejo Deliberante ratificaba mediante la Ordenanza N° VI-0897-HCD-2019 la declaración de Reserva Natural Municipal, como “RESERVA NATURAL MUNICIPAL AZUD DE PIEDRA BLANCA” destinada a ser un área natural protegida con la categoría de “Reserva Natural Manejada y Paisaje Protegido”, para la conservación de los recursos flora-faunísticos, paisajísticos y los referidos al suelo, agua y aire; aceptando así la actual Gestión de Gobierno, la responsabilidad inalienable e impostergable del Estado Municipal de accionar legalmente y de forma urgente, para resguardar el Área, siendo este hecho, el paso más importante que se había dado hasta el momento, pero quedando aún, la ardua tarea de consolidar el dominio público sobre nuestra Reserva, para que, mediante la concreción de Proyectos Sustentables y, con el único objeto de beneficiar a la Comunidad, se tomara real posesión del territorio, bajo la continua observancia del Estado Municipal.
Si bien aún se está realizando un arduo trabajo para constituir la titularidad de la Zona al Registro de Tierras Municipales, las gestiones, en este aspecto, no han cesado desde que asumió el actual Intendente, al igual que a las intenciones referidas a la puesta en valor mediante inversiones, consentidas por la Ordenanza precitada sancionada en 2019, la que en su artículo quinto, faculta al D.E.M. a establecer el Plan de Manejo de la Reserva garantizando la participación ciudadana en la elaboración del mismo; a realizar todas las acciones y medidas necesarias para ejercer la efectiva posesión de los espacios físicos involucrados, garantizando la aplicación de lo dispuesto en las Ordenanzas VI-0763-HCD-2017 y VI- 0825-HCD-2018 (referida a las actividades de Senderismo y Montañismo); y, a concretar la señalización, mantenimiento de accesos, cartelería y toda otra medida que haga público el cumplimiento de las normas citadas.
Por lo antes mencionado y, en completa concordancia con la legislación vigente, es que todas las obras incluidas en los Proyectos diseñados, destinados al mejoramiento sustentable del Área, fueron consideradas por el Organismo Consultivo Municipal C.O.A.M.A (Consejo Asesor de Medio Ambiente), el cual realizó el estudio pertinente sobre el impacto ambiental resultante de las tareas planificadas, lo cual garantiza que no existan perjuicios sobre nuestra flora y fauna autóctona y puedan llevarse a cabo de manera armónica con el entorno.
Esta descripción cronológica de hechos demuestran fehacientemente que, cuando se actúa con transparencia, responsabilidad y honestidad desde la ejecución del Poder Público, es posible lograr resultados extraordinarios para el bien de la Comunidad, la cual, es la que debe orientar cualquier decisión política, más allá de la inevitable aparición de militantes camuflados como activistas de causas múltiples, que solo buscan entorpecer el desarrollo de nuestra sociedad persiguiendo sus propios intereses, siendo obsecuentes con un Gobierno sumergido en una corrupción recalcitrante que ha generado los problemas que hoy lamentamos y de los cuales comenzamos a emerger.
A pesar de todo, el próximo domingo 17 de julio, quedará en la memoria colectiva como “el día que salvamos el Azud”; cuando de manera definitiva, el Estado Municipal tome posesión del territorio y zonas aledañas en pos de los intereses comunes de nuestra sociedad, marcando un hito en la historia merlina y dando un claro mensaje sobre la impronta local en la defensa de nuestros derechos. Se recordará, además, como el día que comenzaron las imprescindibles obras sobre uno de los reservorios de agua más importantes de la ciudad, el cual, durante muchos años, fue olvidado y recuperó su relevancia.
Se pensará en este día, como en el que verdaderamente pusimos al Derecho Ambiental por sobre cualquier actividad económica, actuando desde la prudencia y el análisis empírico para la toma de decisiones y en perfecto equilibro con el entorno, en vistas de un desarrollo sostenible.