En las últimas semanas se conoció una nueva ola de estafas virtuales en la entidad que llegaría a los $7 millones, solo entre los casos que se conocieron. Los damnificados decidieron darlos a conocer para alertar a otros y porque no encontraban una solución.

Inicialmente la metodología consistía en transferencias que se realizaban desde homebanking a cuentas que tenían el mismo nombre de los perjudicados.

Pero con el correr de los días, lejos de cesar, los ilícitos fueron en ascenso y también se implementaron bajo la modalidad de pagos de tarjetas de crédito Visa, MasterCard y American Express.

Los perjudicados han empleados judiciales, de la administración pública, de la sanidad y hasta comerciantes. Si bien parte de ellos depende del Estado, desde el Gobierno se mantienen al margen y en silencio sobre la problemática.

En este contexto de denuncias y preocupación, esta semana se supo que defensa del Consumidor multó al Banco Supervielle por $5 millones por compras que se habían realizado con una tarjeta de crédito y el cliente desconoció.

Sin embargo, no fue por ninguno de estos hechos que ocurrieron recientemente, sino por otro que fue con anterioridad.

Mientras tanto, las estafas siguen tomando estado público y no hay reacción de los organismos gubernamentales y de la Justicia.

Fuente El Chorrillero