Del muro de INHAFU
“Todos los profesionales que trabajamos con salud mental estamos preparados para observar aquellos síntomas que requieren de un tratamiento específico que incluya la internación si es necesario.
Repito, la ley no es el problema. La deficiencia radica en que los profesionales intervinientes no internan alegando la ley de Salud mental y no contienen ni al paciente ni a la familia.
Ejemplo el caso de Chano, antes del episodio dio muestras claras de tener que ser contenido para no llegar al episodio de riesgo.
La medicación siempre queda en manos de los pacientes. Nadie le dice a la familia que debe verificar la toma de la medicación. El paciente la tira o no la toma. Con el consecuente cansancio familiar porque se agrega la no eficacia del tratamiento.
Suponiendo que el paciente es internado comienza a compensarse porque son las enfermeras que dan la medicación. El paciente, está un tiempo equilibrado hasta que luego comienza en crisis.
Otro punto a considerar es que al cuadro psiquiátrico muchas veces se agrega el consumo de sustancias. Con la internación no existe el consumo y el equilibrio mental se establece por un tiempo.
Todo esto la familia no lo sabe, y cuando llega a consulta están muy cansados de no tener respuestas.
Están las familias que no quieren que se interne su familiar, las que quieren que se internen y dejarlos ahí, los que no quieren medicarlos (porque la medicación es muy fuerte) y van en un derrotero sin fin agravando la situación.
Por esto y por otras características de la situación es que insisto que no es la ley, es como están usando la ley que sigue desprotegiendo a los pacientes psiquiátricos y a sus familias.
Recuerdo las mismas muertes que ocurren hoy o la misma desprotección frente a la problemática de salud mental con la anterior ley.
LA SOLUCIÓN: Crear equipo de profesionales, capacitarlos en casos graves que trabajen con la familia y puedan decidir tanto el tratamiento de urgencia como el seguimiento. Se puede hacer… El Estado no provee esa contención, los profesionales se quedan en su consultorio, las familias agotadas ya no encuentran respuestas y abandonan. Y es el mismo abandono que veía hace 30 años atrás en el Borda.
Hay que operar de otra forma. Pero no es la ley, es la manera de abordar la problemática.”