Tantas peticiones y suplicios de la sociedad, al fin, fueron escuchados desde el Estado Municipal, el cual acudió de inmediato y sin dudar, al resguardo de una tierra que, por muy poco, no nos fue arrebatada.

No obstante, las acciones sociales y políticas de nuestra Ciudad no carecen de ironía, sobre todo, cuando se toma en cuenta que durante el tiempo que “nada se hizo, nada se criticó”.

Son muchos los ejemplos que podrían darse en este sentido, pero el más relevante, es el que vivimos actualmente referido al litigio por el Azud de Piedra Blanca entre el Municipio y un grupo de privados, que intentan despojarnos de este preciado Patrimonio Natural de nuestra sociedad.

El histórico cruce de intereses entre particulares y el Estado Municipal por la zona en disputa, jamás había estado tan cerca de inclinarse a favor de nuestra comunidad, de los intereses del pueblo, no obstante, las movilizaciones de grupos de vecinos autoconvocados como defensores de la Reserva natural municipal, parecen acrecentarse en un momento equívoco, casi al punto de comprender, que el tiempo que estas personas llevan habitando la Villa, se encuentra en un contexto incompatible al que le hubieran correspondido tales manifestaciones con tan altos niveles de preocupación, teniendo en consideración, las más que oscuras y vergonzosas intenciones desarrolladas desde el propio Ejecutivo local, en la gestión inmediatamente anterior a la actual.

No se comprende como estos sectores, que ahora parecen multiplicarse, se mantuvieron imperceptibles cuando el ex intendente, Rody Flores, además de reconocer la zona como propiedad de privados, accionó como testigo en contra de los propios intereses municipales. Un hombre que no solo no hizo nada para resguardar la tierra, sino que utilizó el poder político para intentar quitárnosla de manera definitiva.

Lejos de no reconocer la noble acción de las Organizaciones Ambientales que se desarrollan desde hace tantos años en nuestra Villa llevando a cabo tantas valiosas acciones con el fin de preservar nuestro entorno natural, es inevitable preguntarse el por qué de que hoy se materialicen nuevas y diversas fuentes de “rebelión”, lo que lleva a la suspicaz idea de que, dadas las circunstancias, estos levantamientos esporádicos e inexplicables se llevan adelante por facciones militantes que muchas veces se “disfrazan” de agentes ambientalistas, incluso sin vínculos reales con organismos locales y aparecen solo para intentar entorpecer o desestabilizar la gobernabilidad, sin importar lo leales o beneficiosas que sean las acciones de un poder de turno.

Lo cierto es que, actualmente, la situación es completamente distinta a lo que fue hace algunos años. El Gobierno local ha accionado, tomando posesión real e inmediata y en completa concordancia con los pedidos sociales, ante la inminente pérdida de tan imprescindible Área de Reserva Natural e Hídrica, correspondiendo a un asunto impostergable, ya que si nada se hubiera hecho, indefectiblemente, ya no habría nada por qué pelear.

Las oportunas negociaciones con un sector de los privados por parte del actual Intendente de Merlo, han permitido incorporar al área de la represa del Azud al dominio público, lo cual es, indudablemente, una batalla ganada, aunque aún queda por delante la ardua labor de conseguir la posesión sobre la totalidad del área de reserva, siendo esto, una tarea que mantiene sin descanso a todo un equipo de gobierno.

Las actuales publicaciones circulando en redes sociales que dan cuenta de sectores del territorio en pugna a la venta, poseen un evidente grado de desafío hacia la actual gestión de Gobierno, pero a la vez, dejan entrever que existe preocupación entre los particulares, ante el avance progresivo y seguro de un Equipo que irá hasta las últimas consecuencias para garantizar la incorporación de tan valioso espacio natural a las tierras bajo el dominio del Estado, para garantizar el pleno disfrute de todos los merlinos y disipar, de una vez y de forma definitiva, los profundos temores que aún nos aquejan.