Desde mayo de 2019, Carlos Alberto Figueroa pasaba sus días como condenado en la Colonia Agrícola Penitenciaria, una instalación con seguridad mínima ubicada a unos 7 kilómetros del Penal de la capital. Desde allí escapó este domingo a las 9:30 horas, según detalló un comunicado.
El Ministerio de Seguridad informó que dos agentes que se encargaban de su cuidado serán investigados para deslindar responsabilidades.
Figueroa escapó en pleno feriado en San Luis, y se llevó hasta dos perros.
Gramaglia, tenía 29 años, era un kinesiólogo cordobés que por cuestiones familiares se vino a vivir a San Luis.
Puso un consultorio y comenzó a atender a la hija de una funcionaria electoral de la cual se terminó enamorando.
La mujer estaba casada y su esposo decidió vengarse de la peor forma; era “Beto” Figueroa, quien era empleado en el Ministerio de Educación y ejercía la docencia en una escuela pública.
Fue el 22 de septiembre de 2004, cuando Dario fue secuestrado a la salida de su casa y llevado a otro domicilio, donde varios hombres lo torturaron a trompadas.
Luego lo golpearon en el cráneo con un palo. Aún vivo, lo maniataron, le pusieron cinta en la boca, una bolsa de nailon en la cabeza y lo ataron a una viga de cemento, a la que envolvieron con una lona.
Como parte final del brutal y salvaje acto criminal, arrojaron la viga con el cuerpo al lago del dique La Florida, 45 kilómetros en las afueras de San Luis.
A fines de noviembre de 2008, Alberto Figueroa, fue condenado por el homicidio de Darío Gramaglia, a cadena perpetua. El mismo “Beto”, que planificó un secuestro y un asesinato, hoy planificó su fuga.